RUTA DE 1 DIA.
RUTA ESPECIAL COLECTIVOS: (Familias, Grupos y asociaciones, Tercera Edad, Colegios e institutos).

El magistral pintor barroco Francisco de Zurbarán, de origen extremeño, nació y vivió hasta su partida hacia Sevilla, en dos poblaciones del sur de Extremadura, Fuente de Cantos, donde nació y Llerena, donde se inició como pintor.

En esos años, el joven Zurbarán creció a la sombra de los volúmenes y las calles de estos cascos históricos, recibió la influencia del juego de la luz y las sombras sobre ellos, absorbió el contacto con el mundo rural, con la religiosidad y la cultura monacal y comenzó una actividad que luego sería largamente afamada.

Esta ruta propone primero, un acercamiento a Llerena, importante villa medieval sede del Tribunal de la Santa Inquisición y de la Orden de Santiago, amurallada y salpicada de edificios civiles y religiosos mudéjares y barrocos de especial interés y en cuya Iglesia Parroquial sita en la magnífica plaza mayor, se puede visitar el único cuadro que se conserva en la comarca del pintor: «Cristo en la Cruz» de 1636.

Y después nos llevará a Fuente de Cantos, interesante población bajo medieval creada ya sin recinto amurallado, ejemplo de asentamiento rural vinculado a la producción agrícola y ganadera alrededor del cereal y el cerdo ibérico, en la que visitaremos la casa natal del pintor, hecha hoy museo, el centro de interpretación de su obra, su pila bautismal y diversas iglesias barrocas con ejemplos de retablos de gran interés.

Todo un itinerario que, a través de la tierra natal del pintor, nos ayudará a entender mejor el legado de su pintura y a conocer parte del territorio de la baja Extremadura.

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RUTA ESPECIAL COLECTIVOS: (Familias, Grupos y asociaciones, Tercera Edad, Colegios e institutos).

Al igual que sucediera con la Orden del Temple en el entorno territorial del suroeste peninsular, los Caballeros de la Orden de Santiago desarrollaron tras la reconquista del sur de Extremadura a principios del siglo XIII, la tarea de administrar esos territorios con los bienes, edificios y fortificaciones arrebatadas a los musulmanes, en un intento de la corona cristiana de llevar su control hasta estas áreas muy despobladas. Su duradera existencia llegó hasta entrado el siglo XVIII y su influencia en la construcción política peninsular es innegable. En esta ruta podremos visitar y recorrer parte el territorio desde el que partió la reconquista del sur extremeño y desde la que la orden ejerció sus funciones, accediendo a los edificios más notables en los que dejaron su impronta y conociendo su legado en estas tierras. 

En la cumbre de la montaña de Tentudía entre paisajes de largo alcance que nos dejan ver el pantano de Tentudía, el norte de Andalucía (incluso Sevilla si el día es claro) y poblaciones del sur de Extremadura, podremos recorrer el lugar desde el que surgió la reconquista del sur extremeño y se creó la leyenda / milagro de la Virgen de Tentudía emergiendo la figura del Maestre de la Orden de Santiago Pelay Pérez Correa. Visitaremos la imagen mariana dentro del monasterio mudéjar así como los espacios y decoraciones de azulejería que lo componen (espléndidos los del italiano Nicola Pissano).

Después visitaremos el Conventual de la Orden de Santiago de Calera de León, edificio levantado por el emperador Carlos I con el que la orden inició su control territorial de toda la zona. De enorme interés arquitectónico y trazas tardo-góticas, el edificio cuenta con espacios monacales cuyas bóvedas de arista y sus elementos en ménsula son de especial interés formal y estructural. Una joya de la arquitectura escondida entre un territorio de inusual belleza.

Y finalmente recorreremos Segura de León, villa a la que se trasladó la Encomienda de León en el siglo XV y en la que la Orden levantó su imponente castillo fortificado, del que recorreremos sus murallas paseando por el itinerario de ronda, su torre del homenaje y su patio de caballerizas. Después recorreremos entre cuestas y bajadas la villa y los restos urbanos de su judería, visitando sus bellas callejuelas, sus templos y sus conventos de trazas mudéjares.

No olvidarán las imágenes que esta ruta les proporcionará ni la importancia histórica del recorrido…

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Durante el periodo de influencia almohade (fundamentalmente siglo XII), Al-Andalus reforzó sus asentamientos y recintos amurallados haciendo de ellos fortificaciones defensivas de más entidad, con el fin de prever la defensa del territorio ante el avance de las tropas cristianas. Así, diseminados por sus fronteras con el reino de Castilla-León en el actual sur extremeño, podemos encontrar los restos de aquellos castillos elevados sobre promontorios y construidos sobre la roca, desde los que usualmente se divisa una gran porción del territorio que controlaban. 

Tras la toma de este área por Pelay Pérez Correa, Maestre de la Orden de Santiago, en la tercera década del siglo XIII, las fortificaciones pasaron a ser controladas por dicha orden y transformadas por ésta, pasando a ser casas de la Encomienda de León y puntos de control y gestión territorial durante los siglos XIII y XIV. 

En las poblaciones de Azuaga, Reina y Montemolín, podemos recorrer aún los restos de aquellas espléndidas fortificaciones y alcazabas, identificar sus partes, diferenciar sus tipologías, adivinar su esplendor y entender cómo además de su carácter defensivo militar, tenían la función de controlar un territorio en el que la población árabe vivía, diseminada en pequeños asentamientos cercanos, de la agricultura y ganadería.

Además, podremos contemplar las impresionantes vistas paisajísticas que se divisan desde sus elevados enclaves, lo que nos permitirá también conocer los ecosistemas territoriales y sus diferencias. Y una cosa más, ¡¡habrá que subir hasta sus accesos!!, un precioso paseo que nos recordará las dificultades de aquel control territorial y lo acertado de sus ubicaciones de cara a la propia defensa de sus muros.

Mundo poco conocido y muy interesante, cuyo recorrido nos llevará a conocer un poco mejor la historia de esta tierra y la influencia aún perceptible en el territorio de aquel modelo defensivo.

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En todo el sur de Extremadura, el mundo de la ganadería brava y del toro de lidia ha supuesto desde sus orígenes a principios del siglo XVIII, un hito en la tradición socio-económica y folclórica del territorio, manteniéndose hasta hoy día su raigambre entre la población y la afición a la tauromaquia.

Dicha constante se plasmó desde su aparición con la celebración más o menos organizada de los primeros festejos taurinos, desarrollados en calles, plazas y pequeños coso ubicados en los propios cascos urbanos, habitualmente cerca de los abrevaderos y recintos de compra-venta de ganado. Fruto de la regulación a que se sometieran ante su enorme éxito y proliferación, se construyeron las primeras plazas edificadas para la fiesta, unidas a los caseríos existentes y mezcladas con ellos, cuya arquitectura popular y sencillez de ornamentación creó espacios adaptados a la lidia y los festejos, con graderíos, corredores de protección, barreras, burladeros, corrales de ganado e incluso enfermería.

En el itinerario podremos ver tres tipos diferentes y bien conservados de estas primeras plazas, en las que aún se celebran festejos taurinos en las fiestas locales. El primero es un modelo de adaptación de la plaza al caserío urbano como elemento de arquitectura popular, mimetizada con la traza de sus calles, a modo de continuación de sus estéticas y ornamentaciones domésticas. El segundo, aun dentro del centro histórico, es ejemplo de reutilización de los espacios medievales interiores a recintos fortificados o castillos, en los que se ha adaptado en forma y espacialidad a los límites de éstos, en una bellísima simbiosis llena de imágenes inolvidables. Y el tercero, es el tipo que sale del caserío para unirse a la dehesa en la que se cría el ganado bravo, habitualmente unido a alguna ermita de devoción local, llenando de esencia su uso y uniendo fiesta y labor ganadera en su entorno.  

Recorrer y visitar estas plazas, sus entornos inmediatos y su medio físico, mientras cruzamos la dehesa como ecosistema que soportó y creó esta tradición entre sus moradores, en la que se cría el ganado bravo junto al cerdo ibérico en montanera, será un viaje que nos sorprenderá…

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Tras la finalización de la reconquista, el mundo árabe se presentó ante el mundo cristiano en todo su esplendor, fascinando con sus programas arquitectónicos, su urbanismo, el uso del agua como elemento fundamental y con una ornamentación fresca y renovada basada en la naturaleza. Además el uso de nuevos materiales adaptados al clima y al territorio dejaron descubrir una nueva forma de construir y de crear espacios más amplios y abiertos a un mundo interior propio y diferente. 

Fruto de ese conocimiento, el legado andalusí tuvo una influencia decisiva en la arquitectura desde entonces, creándose una unión única y territorialmente definida en lo que se ha llamado el arte mudéjar, creándose un nuevo estilo que se expandió durante los siglos XIV y XV en la península y que ayudó a levantar nuevas ciudades fundamentalmente en los territorios menos poblados como era el caso de la actual Extremadura. 

Esta ruta propone un recorrido por algunos ejemplos de arquitectura mudéjar en el territorio de la campiña sur extremeña, muy cercanos al foco de influencia árabe de los reinos andalusíes, en los que podremos comprobar sus novedades respecto al arte musulmán del que se nutre y cómo surgió un nuevo sistema estético basado en los nuevos materiales como el ladrillo de tejar y en la influencia formal árabe. Y todo ello desde una nueva visión cristiana del mundo recuperado en la reconquista y por lo tanto muy rural y alejado de las grandes ciudades.

Iglesias con bellísimas fachadas ornamentadas, edificios civiles con arquerías y patios interiores llenos de elementos vegetales y viviendas populares con elementos formales nuevos y de influencia árabe, serán joyas que podremos visitar en un itinerario que además recorrerá un territorio de campiña lleno de sabor especial y paisajes que nos enseñarán un medio que soporta el sistema socio-económico de sus habitantes.

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Hasta la llegada del mundo romano a la península, el territorio de las actuales Extremadura y Andalucía conformaban una gran extensión de tierras denominada Beturia, la Beturia Celta la más meridional y la Beturia Túrdula la situada más al sur. Ambos territorios estaban poblados con una serie de asentamientos que desde la edad del bronce hasta la llegada de Roma, controlaron sus riquezas naturales y explotaron sus recursos en un sistema agro-ganadero adaptado al clima y la topografía. Esos asentamientos se crearon desde una tipología de implantación habitualmente defensiva y amurallada y en torno al culto de las deidades pre-romanas.

Con la llegada del mundo romano, estos asentamientos fueron aniquilados en su mayoría y a veces reutilizados después por la propia población ya romanizada, de manera que a cambio y en torno a las principales rutas de comunicación como la Vía de la Plata o la vía de comunicación de Emerita Augusta con Corduba, se fundaron nuevas ciudades plenamente romanas, sobre todo en la fase imperial, las cuales continuaron el control territorial, político y socio-económico basado en la agricultura y en el derecho romano. 

En nuestro itinerario podremos visitar dos de estas ciudades romanas. La primera es Contributa Juilia, fundada en la Beturia Céltica sobre un Oppidum prerromano previo (Ugultunia), tras su conquista por Julio César en el siglo I dC. Con todas las características del urbanismo romano imperial, el yacimiento cuenta con recinto amurallado, un mercado y varias dependencias domésticas, pero sobre todo destaca su enorme basílica, la mayor conocida en la península Ibérica, lo que nos habla del potencial de este yacimiento y de la ciudad en su momento. 

Y visitaremos además, esta vez en la Beturia Turdula, Regina Turdulorum, ciudad romana creada también en torno al siglo I d.C pero totalmente nueva, con un sistema urbanístico claramente romano del que podemos comprobar sus ejes urbanos principales, su implantación en cuadrícula regular, las manzanas edificadas con viviendas de uso privado y edificios de uso público y religioso, su sistema de cloacas y el uso de materiales nobles en pavimentos y ornamentaciones. Además tendremos la oportunidad de visitar su teatro, bastante bien conservado, y descubrir en él los espacios destinados a la «scena», la «orchestra» y la «cavea», además de su sistema de acceso y desalojo, la tramoya, etc…

Y todo ello recorriendo el sur de Extremadura, sus dehesas y zonas de campiña, visitando sus pueblos, viendo el cerdo ibérico en montanera, avistando cigüeñas y aves rapaces, respirando su aire limpio y disfrutando de su clima suave. No es de extrañar que estas tierras fueran las predilectas para los hombres prerromanos a la hora de implantarse en ellas…

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Durante el siglo XVI y principios del XVII, la facción mendicante de la Orden de San Francisco, creada por San Pedro de Alcántara, realizó asentamientos conventuales en todas las zonas rurales repobladas al suroeste de la península, con el objetivo de atender las necesidades espirituales de sus habitantes a la vez que desarrollar la vida monacal dentro de la más estricta pobreza y de una sencillez de vida, que necesitaba de la mendicancia para subsistir. 

Así, ubicados siempre en el extrarradio de los municipios, suficientemente alejados de ellos para vivir en comunidad y cercanos para atender espiritualmente a sus habitantes, los conventos franciscanos se asentaron en bellísimos edificios de arquitectura mudéjar, construidos bajo las severas normas y proporciones dictadas por San Pedro, donde la vida monacal se desarrollaba entre el culto en el templo para los fieles y los espacios interiores reservados para los monjes, como el claustro, la sala capitular, la sacristía, el refectorio, las cocinas con almacenes y despensas, las celdas individuales, los coros y, en ocasiones, la zona de enfermería y el hospital de caridad para pobres y peregrinos.

En su interior esos monasterios centraron la vida intelectual del territorio, desarrollando espacios de gran belleza formal y arquitectónica, ornamentados con series de frescos con la vida y obras de los santos de la orden, fundamentalmente San Francisco y sobre las familias mecenas de dichos conventos. Y a la vez supusieron punto de encuentro de ferias de comercio alrededor de productos de la huerta y del ganado, casi siempre vacuno, siendo germen de las futuras ferias de ganado y con ellas, de las fiestas de la tauromaquia.

Esta ruta propone un recorrido por algunos ejemplos de estos conventos mendicantes, alrededor del territorio del sur extremeño, muy cercano a Andalucía y a la raya portuguesa, en lo que la orden denominaba encomienda de San Miguel. En su visita recorreremos sus espacios monacales interiores, sus áreas exteriores de huertas y jardines, visitaremos algunos museos específicos de la orden franciscana y comprobaremos en algunos casos el nuevo uso que estos edificios han ido adquiriendo con el tiempo.

Y todo ello entre un paisaje lleno de encinas y alcornoques, mundo del cerdo ibérico en montanera, de la afición taurina y de la fauna y flora autóctonas. Hombre y naturaleza unidos en pos de su conservación sostenible, en este caso, alrededor de asentamientos destinados al culto y la vida monacal franciscana…

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La diversidad cultural del sur de Extremadura, tiene fiel reflejo en los numerosos museos que repartidos por diferentes localidades, nos enseñan de una forma diferente y muy acogedora, el legado y patrimonio cultural que siglos de vida y tradición han marcado el carácter y personalidad de la sociedad extremeña actual. Dichos museos, diversos en sus temáticas y contenidos, nos enseñan ese legado del que hoy proviene el entramado socio-económico territorial de la región, orgullosos de darlo a conocer y seguros de que ayudarán a descubrir una nueva forma de mirar su realidad presente.

Desde el mundo del jamón ibérico y la cría del cerdo ibérico en montanera entre encinas y alcornoques de la dehesa del sur extremeño, hasta el acercamiento al mundo de la música y la historia de los instrumentos musicales en la ciudad de Villafranca de los Barros, disfrutaremos en esos museos de temáticas diversas, como la que rodea a los vehículos antiguos y sus modelos más reconocibles, o al mundo de la etnografía y las costumbres populares, que nos enseñarán el modelo de vida de nuestros abuelos, o al mundo de la minería y extracción de minerales que nos llevará a visitar una mina ya en desuso y conocer los métodos que se utilizaban años atrás… 

Así pues, nuestra ruta nos llevará por la Vía de la Plata extremeña, al encuentro de museos que nos abrirán las puertas a nuevas formas de mirar en clave social, cultural y económica, el devenir de sus poblaciones y habitantes, además de llevarnos a temáticas muy interesantes y a menudo olvidadas pese a su relevancia cultural….

Será un viaje lleno de curiosidades y conocimientos nuevos, que podremos adquirir en un itinerario variado y muy unido a la forma de vida de los territorios que se visitan. Lo recordarán mucho tiempo a buen seguro….  

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Llerena es un enclave fundamental para entender la historia de la baja Extremadura y de todo el territorio de la campiña sur que se une con Andalucía. Ciudad medieval en su creación, ha contado desde entonces con un papel significado y eminente en la organización de ese territorio, que se ha transformado en la creación de numerosos edificios de elevado interés arquitectónico y artísticos y en espacios públicos en los que se han desarrollado sus más importantes actos y eventos.

Ciudad sede de la Encomienda de León gobernada por la Orden de los Caballeros de Santiago tras la reconquista del territorio sur de Extremadura, contó además con su casa de Audiencia y con la Tesorería de la orden, aumentando su población y casco urbano de forma notable, amurallándose y dividiéndose en barrios ocupados por cristianos, judíos y mudéjares. Diferentes palacios nobiliarios se crearon desde el XVI y como colofón fue sede del Tribunal de la Santa Inquisición con jurisdicción hasta el XIX en toda Extremadura y parte de Castilla.

Pero además, Llerena fue la población en la que un joven Zurbarán iniciara su carrera y donde emergiera como pintor antes de viajar a Sevilla. En la Iglesia de la Granada podremos contemplar su «Cristo en la Cruz» de 1636 como muestra maravillosa de su forma de entender la pintura y el barroco en general.     

Con varios museos que visitar, con sus calles llenas de sabor mudéjar que acogen conventos de clausura y palacios nobiliarios, con su plaza mudéjar y su torre medieval, Llerena nos espera para adentrarnos en su historia y visitar lugares privilegiados. Disfrutarán de sus imágenes y de sus acogedoras gentes…

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Ciudad comercial desde sus orígenes, Zafra es hoy centro neurálgico del sur de Extremadura y lugar al que la historia ha adornado con innumerables tesoros que hoy podemos disfrutar. Creada alrededor de su muralla defensiva y en torno a la Plaza Chica y sus soportales comerciales, la ciudad emerge durante la edad moderna al mismo tiempo que lo hace la familia Suárez de Figueroa, primero señores, después condes y finalmente Duques de Feria.

Consecuencia de este mecenazgo, la ciudad se llena de vida comercial creando su plaza grande con mayores y más amplios soportales de negocios y ventas, mientras que en el prado de Sevilla se celebran ferias ganaderas de cada vez mayor influencia. Y a la vez, se despliega en ella todo un programa iconográfico y arquitectónico que la pone en valor como sede del nuevo ducado, proliferando iglesias, colegiatas y conventos (franciscanos y dominicos intra muros femeninos y extra muros masculinos mendicantes), junto a numerosas casas burguesas de nuevos ricos comerciantes, artesanos, viajeros y marchantes. Incluso el mismísimo Zurbarán dejaría un retablo ejecutado de su mano (y el de su taller) en la capilla de San Ildefonso de la Colegiata de la Candelaria.  

De todo este programa nobiliario, Zafra conserva una gran parte visitable, habiendo convertido algunos edificios en museos de novedoso programa (medicina por ejemplo), otros en comercios, hoteles y restaurantes, el palacio ducal en parador nacional, etc… Un paseo por sus calles nos llevará a reconocer restos de sus murallas medievales, identificar restos de arquitectura y lenguaje mudéjares, disfrutar de fachadas de casonas con ricas pero sencillas ornamentaciones y recorrer sus dos plazas entre soportales.

No le defraudará el recorrido que le invitamos a realizar de este enclave, en el que el castillo-residencia de los Duques de Feria es el estandarte, pero a cuyo alrededor podemos encontrar pequeñas joyas de arquitectura religiosa y civil junto a una trama urbana de calles de especial sabor y belleza. Le sorprenderá…

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RUTA DISEÑADA Y PERSONALIZADA POR USTED (para los suyos y/o su colectivo).

Si en el catálogo de rutas culturales e históricas que le proponemos, no consigue encontrar una ruta que le termine de convencer o que se ajuste a sus necesidades y gustos, puede diseñar y personalizar aquí su propio itinerario y dotarlo de todo lo que crea conveniente para usted.

Podrá elegirlo todo. En primer lugar la temática que quiere, los lugares a visitar, la fecha de desarrollo de la ruta, su nivel de dificultad y su nivel de interés. Y después, que ingredientes debe contener partiendo de un paquete básico que debe ser considerado siempre y que contiene guía turístico, tentempié de media mañana, acceso a lugares de interés y seguro de responsabilidad civil. A partir de ahí, podrá incluir o no, transporte desde casa y en ruta, degustación de productos típicos locales, comida en establecimientos tradicionales y cualquier otro requerimiento que desee incluir.

Y finalmente, si nos dice el número de personas a realizar la ruta, el número de niños que incluye, si existen personas con algún tipo de discapacidad que deba tener sida en cuenta y nos envía sus últimas sugerencias, le enviaremos a su correo electrónico nuestra propuesta con un presupuesto para la misma. Después le llamaremos para concretar su diseño en detalles finales y podrá contratar la ruta con la seguridad de que atiende a sus deseos.

Es una experiencia diferente invitar a los suyos a una ruta totalmente personalizada. Pruébelo y disfrute con ellos de su propia idea…